Amijai: Mi casa, mi familia, mi trabajo, mi lugar
Hace 30 años mi familia y otras nueve soñamos alto y fundamos Amijai. Empezamos alquilando espacios en el Seminario Rabínico Latinoamericano y al poco tiempo compramos una casita en Arribeños 1277, donde se realizaban las actividades semanales y el kinder. Es maravilloso ver qué tan lejos hemos llegado en este tiempo, cuánto hemos hecho, ¡el camino recorrido!
He tenido la suerte y la bendición de ser parte de este proyecto desde sus principios y cuando comencé mi trayectoria en Amijai hace tres décadas, nunca imaginé que estaría acá hoy, mirando hacia atrás reflexionando sobre todo lo que hemos logrado juntos. Durante estos años, tuve la oportunidad de conocer a personas maravillosas, de aprender de cada una de ellas y de crecer y transformarnos juntos.
La Comunidad Amijai ha sido mi hogar durante todo este tiempo. Además de ser mi lugar de trabajo, encontré un espacio de contención, de aprendizaje y de crecimiento espiritual. Cada familia de Talmud Torá, cada socio, cada persona que trabajó y trabaja en Amijai, ha sido parte fundamental de mi experiencia en esta comunidad. Lo más valioso de estos 30 años ha sido el vínculo humano que hemos creado. La Comunidad Amijai es una familia.
A lo largo de estos años, en Talmud Torá, hemos enfrentado desafíos y superado obstáculos. Hemos trabajado para fortalecer nuestra comunidad, para promover los valores de la solidaridad, la justicia social y el respeto por los demás. Hemos adaptado nuestras metodologías de enseñanza a las necesidades de cada generación, incorporando nuevas tecnologías y herramientas pedagógicas, pero siempre manteniendo el compromiso de transmitir nuestros valores y nuestra fe. Hemos dado la bienvenida a muchas familias al seno de la comunidad, sirviendo también como entrada a nuestro Amijai para jóvenes Bnei/Bnot Mitzva y sus núcleos cercanos.
Hemos realizado diversas actividades que enriquecieron nuestra tarea: clases con el Rabino Ale Avruj y otros líderes comunitarios. Encuentros con abuelos, con padres, actividades que cruzan barreras generacionales y profundizan vínculos familiares. Hemos hecho que Talmud Torá fuera un espacio para la familia íntegra, y no solo una actividad académica para los talmidim. Hemos propagado los valores fundacionales de la comunidad, como Tikun Olam, ayudando al prójimo con eventos como salidas al comedor el Arca de Noé de la Villa 31. Trabajamos en el proyecto Yo te honro donde estudiamos sobre la Shoá, etc.
Hemos enseñado a los futuros Bnei/Bnot Mitzva a ser personas comprometidas con la justicia social, la solidaridad y el respeto por los demás. Hemos fomentado el diálogo, el debate y la reflexión crítica, para que nuestros alumnos puedan desarrollar su propio pensamiento y su propia identidad judía.
Pero más allá de los logros educativos, Talmud Torá ha sido un lugar de encuentro, de aprendizaje y de crecimiento tanto para nuestras familias y talmidim como para nosotros, los morim (educadores). Aquí hemos encontrado un sentido de pertenencia, una comunidad que nos ha acompañado en nuestro camino y nos ha brindado apoyo y contención.
Quiero agradecer a cada uno de ustedes por ser parte de mi historia en Amijai, a la comisión directiva por confiar en mí para liderar esta tarea tan importante y responsable de dirigir el departamento de Talmud Torá, especialmente a las familias que nos eligen para acompañarlos en este hermoso camino donde nos confían a sus joyas más preciadas, sus hijos. Esta comunidad no solo ha sido mi lugar de trabajo, sino mi familia.
Es maravilloso ver qué tan lejos hemos llegado en este tiempo, cuánto hemos hecho, el camino recorrido, y comenzar a vislumbrar el camino aún por recorrer, con el enorme potencial de Talmud Torá y todo su staff como parte del futuro de nuestro Amijai, que no dudo será maravilloso y con grandes cosas por venir.
¡Shana Tova Umetuka!
Lic. Carolina Ikonicoff
Directora de Talmud Torá
Testimonio
Yo realicé mi bat mitzvá en Amijai y para ello asistí a las clases de Talmud Torá. En este proceso aprendí mucho, hice nuevas amistades y sobre todo lo disfruté. Fue una experiencia hermosa que recomiendo muchísimo para cualquier persona que quiera realizar su bar o su bat mitzvá. Es un espacio entretenido y muy interesante.
Me encantó porque me enseñaron un montón de la historia de mi religión que antes no sabía, de una manera muy divertida y la pasé genial.
Los morim son re copados y te hacen saber que están para todo lo que necesites; te ayudan en cualquier situación, por ejemplo, no poder aprenderse la aliá o una tefilá. Se recibe mucho acompañamiento de parte de ellos.
Te convencen de que todo va a salir bien en tus ceremonias y que no hay que sentir nervios a pesar de la cantidad de gente; en mi caso salió todo divino siendo un momento único e inolvidable.
Repetiría el curso una y un millón de veces más, le tomé mucho cariño. Fue muy especial y disfrutable. Conocí a mucha gente buena, a mis compañeros y al gran equipo de Amijai. Adoro esta comunidad, solidaria y empática, siempre realizando buenas acciones.
Fionna Rosa