De forma asombrosa en un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, cada vez crece más la necesidad de encontrar espacios de pertenencia y experiencias significativas parece haberse vuelto más valiosa que nunca, especialmente para los y las jóvenes de nuestra comunidad judía. Lejos de desvanecerse en el mar de la virtualidad, esta necesidad se ha fortalecido y diversificado, dando lugar a nuevas formas de engagement y conexión que van más allá de las tradicionales.
En uno de los últimos estudios del Pew Research Center sugiere que el 63% de los jóvenes entre 18 y 29 años buscan activamente comunidades que compartan sus intereses y valores, en contraposición al 47% de la población en general. En el mismo estudio, el 55% de los jóvenes judíos manifestaron que la religión juega un rol fundamental en su vida, una cifra que supera el promedio general del 49%.
Un ejemplo puntual de esto es nuestro espacio “De Abraham al Pastrón” un encuentro semanal entre un grupo de jóvenes que no se conocen previamente pero que buscan un espacio donde pensar, reflexionar y dialogar. Algo que suele ser mencionado entre ellos/as es como faltan espacios de conversación donde no todos necesariamente piensen de la misma forma, donde uno/a pueda escuchar una mirada diferente de la vida y por sobre todo desde un marco de respeto absoluto. Una de las bases judías milenarias es la pluralidad que atraviesan nuestras fuentes y debates dandonos una perspectiva enriquecedora sobre todas las temáticas que uno se pudiera imaginar. Creo que hoy en día los/as jóvenes no sólo buscan pertenencia, sino también experiencias que les brinden un valor agregado, algo que enriquezca su vida de manera tangible e intangible.
Según una encuesta de Eventbrite, el 78% de los millennials prefiere invertir su tiempo en experiencias deseables más que en objetos materiales. Programas, momentos y/o viajes.
Solo para sumar un dato los viajes a Israel para jóvenes judíos de todo el mundo, han aumentado en la participación del 20% en los últimos cinco años.
Creo que desde AMJ LAB buscamos estar a la vanguardia de la innovación para intentar satisfacer estas necesidades. Desde experiencias, viajes, encuentros, espacios de estudio, contenido con un enfoque en la identidad judía moderna hasta nueva creaciones de programas de voluntariado y liderazgo que permiten a los jóvenes contribuir al bienestar de la comunidad local, las oportunidades son tan diversas como los jóvenes que buscan aprovecharlas.
Espacios como Protagonistas
Me gustaría también destacar que los espacios físicos aún juegan un rol crucial. Por eso este año 5784 nos estamos embarcando en uno de los proyectos más grandes desde el incio de AMJ que es tener un lugar propio para todos nuestros jóvenes. Un espacio donde no sólo se practican rituales y tradiciones, sino que también se ofrece para que personas se puedan encontrar, intercambiar, conocer, sentirse parte y ofrecerles a otros lo que tienen para dar.
Creo que para este 5784 el desafío para nuestra comunidad es cómo seguir adaptándonos a las necesidades cambiantes de nuestros jóvenes. Esto incluye no sólo crear espacios de pertenencia físicos y virtuales, sino también ofrecer experiencias significativas que les permitan crecer como individuos y como parte de nuestra comunidad. Es una tarea ardua pero esencial, porque en la habilidad para adaptarnos y evolucionar radica la clave para el futuro de nuestra identidad y tradición.
La invitación es clara: unirnos para crear y fortalecer estos espacios y experiencias, para que nuestros jóvenes se sientan más conectados, más enriquecidos y más comprometidos que nunca con la vida y legado de nuestra comunidad judía.
¡Shana Tova uMetuká!
Wally Liebhaber