Pecados, transgresiones, Teshuva… ¿qué cambió en los últimos 30 años?


Por el SEM. MATI BOMSE

La historia de nuestro pueblo comienza con la creación del mundo y un pecado; Adam y Javá habían recibido reglas claras: “Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, menos del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes, ciertamente morirás”

Todo debería haber sido de una manera, el camino era claro, el jardín era uno, el plan era perfecto. Pero finalmente fueron las decisiones de aquellos humanos creados por D´s, las que hicieron que la realidad cambie por completo, transformando la vida de la humanidad.

La Torá nos presenta historias en donde D`s instaura ciertas reglas y podemos ver cómo los seres humanos toman la propia decisión de ir por otro camino, a veces arriesgándolo todo pero otras planteando nuevas propuestas, e incluso haciendo a Dios cambiar el propio texto sagrado.

Hacia el final de la Torá, nos cuentan acerca de las hijas de un hombre llamado Tzlofjad, el cual tuvo 5 hijas mujeres y ningún varón.
Hasta ese momento la ley establecía que únicamente podían heredar los hijos varones, por lo que ellas exigen poder heredar la tierra de su padre. Las cinco mujeres van a hablar juntas con Moshe y piden modificar la Ley. Moshe habla con D`s, el cual le dice qué claramente la Ley debía cambiar.

A lo largo de toda la historia y en el mismo texto fundacional de nuestro pueblo encontramos historias donde el tiempo, los cambios, el contexto, nos enfrentaron a repensar la vida judía, las tradiciones, nuestra forma de pensar y hacer las cosas.

Los cambios culturales y las transformaciones sociales sucedieron desde el comienzo de los tiempos. Los mismos seres humanos diagramaron con su libre albedrío el curso de la historia y así también lo hicieron una enorme cantidad de personas a través de los tiempos para nuestra tradición.

El ejemplo más característico fue la decisión que se tomó en la época de Ezra y Nejemia en el año 450 AEC, para poder salvar el judaísmo de su desaparición cambiaron la definición de quién es judío.
Cuando la identidad judía estuvo en riesgo decretaron que para ser parte del pueblo, uno debía nacer de un vientre materno judío.
En el comienzo de la historia del pueblo de Israel sostenía la patrilinealidad, somos la historia de Abraham Itzjak y Iaakov, pero al transcurrir el tiempo entendimos que era necesario también ser parte de la historia de Sara Rivka Rajel y Lea.

Nuestra Comunidad Amijai es parte del Movimiento Conservador.Somos parte de un movimiento que entiende desde hace tiempo que la tradición es necesaria, es crucial para sostener la vida judía, pero no puede haber tradición sin cambio.

El fundador de nuestro movimiento en Argentina fue el Rab Marshall Meyer. Lideró la vida judía durante 25 años en nuestro país y también luchó por los derechos humanos, en contra de la dictadura, ampliando la mirada, generando un judaísmo más humano y más cercano para su tiempo.

Este rabino joven venía con ideas innovadoras y revolucionarias que no siempre cayeron muy bien entre algunos dirigentes y personas más conservadoras. Después de muchas discusiones decidió junto a un grupo de familias y jóvenes que lo seguían fundar una nueva comunidad, construyendo la piedra fundacional de un judaísmo más abierto, más plural, más inclusivo, acercando a miles nuevamente a los templos.

Pasaron ya 40 años de estas historias, han transcurrido también 6 siglos desde la escritura del Shuljan Aruj, el compendio de leyes judías compiladas en el 1500 EC. Las leyes de la Halajá necesitan volver a pensarse con el tiempo, revisarlas, volver a ser debatidas por quienes somos parte de este tiempo presente y de quienes vendrán después de nosotros. Así lo venimos haciendo desde los espacios más liberales a lo largo y a lo ancho del mundo desde los últimos años.

Nuestro código de ley en su propia etimología nos habla de cómo debería ser pensada la vida judía. Halaja viene de Holej, lo que camina, algo que no puede quedarse estático o quieto.

Temáticas como el igualitarismo, la identidad de género y el rol ponderante que debe tener la mujer en nuestros espacios religiosos y comunitarios, la apertura comunitaria hacia quienes son parte del colectivo LGBTQ , son solo algunos ejemplos de aquellos cambios necesarios que venimos a hacer, con contenido ,con justificado Halajico, atravesados por nuestra propia visión del ser judio.

En Amijai hace tiempo superamos muchas barreras que antes parecían imposibles de cruzar, hoy con orgullo podemos decir que las hemos ido superando , llevando adelante grandes y significativos cambios que acercaron a cientos de almas a espacios de estudio, de rezo, de Shabat y de mitzvot.

En Amijai pensamos profundamente en la forma de lograr momentos de espiritualidad. Los instrumentos, el sonido, la tecnología que utilizamos son parte de nuestra ceremonia de Shabat para que las cientos de personas que vienen a Amijai puedan vivir y escuchar los servicios de la misma manera.

Entendimos que allí afuera había una comunidad que estaba necesitando acompañamiento espiritual. Es por eso que desde hace tiempo realizamos el streaming del Kabalat Shabat para que cada uno, esté donde esté pueda vivir una tefilá acompañado.

Sabemos que llevar adelante cualquier transformación es difícil. No siempre todos acuerdan o se sienten cómodos con esta manera de entender el judaísmo, y los respetamos. Baruj Hashem somos parte de una ciudad donde están representadas las múltiples maneras de vivir el judaísmo.
Amijai es solo una de ellas y si hay algo que nos caracteriza es la innovación, la transformación en relación al contexto donde vivimos, para llevar un judaísmo vibrante y actual a cada uno de los que formamos parte de esta comunidad.

En los últimos 30 años mucho ha cambiado y espero que los cambios sigan sucediendo porque creo firmemente que para seguir sosteniendo nuestra identidad, nuestras historias, nuestra comunidad tenemos que repensarnos todos los días.

Que podamos este nuevo año enamorarnos de nuevas melodías que nos atraviesen el alma, encontrar nuevos caminos, nuevas maneras de conectarnos con nuestra propia identidad , retornar a aquellos momentos , tradiciones , acciones que nos potencien para ser nosotros mejores personas.

Dios mismo nos llama a transformarnos todo el tiempo, estoy convencido que juntos este nuevo año podremos seguir construyendo el futuro de un judaísmo renovado y actual para la futura generación.

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