Reparar la parte del mundo que nos toca


Por la RAB. SARINA VITAS

Un nuevo ciclo de renovación y de cumpleaños de la humanidad se actualizan. Y como momento de cierre anterior a los comienzos, nuestra tradición nos invita a hacer un balance; sobre lo que mantuvimos igual y sobre lo que hicimos diferente. Reconocer aquello de lo que nos podemos enorgullecer, como de aquello que nos debemos arrepentir, dejar atrás y desintoxicarnos para abrir paso a lo nuevo, para dar lugar en nosotros a lo desconocido que llega.

En general, hemos aprendido que, sabiendo que tenemos salud, trabajo, amor, nuestro balance es positivo; pero realmente ¿así lo sentimos? Te preguntaste: ¿qué tipo de logros te hacen feliz, te completan y le dan sentido a nuestra existencia? ¿Somos capaces de sincerarnos? ¿Son los éxitos los que marcan un balance positivo o los aprendizajes y los desafíos de la vida?

Según los años y la experiencia de vida, seguramente los frutos que recojamos, tomarán su propio color y dimensión. Esa es la clave. Conectarte con tu ser en este año, con estas circunstancias, para renovarte sin repetir. Salud, trabajo, amor, parece “cursi”; pero escuchalo nuevamente.

Rosh Hashaná nos interpela a escuchar un llamado desde las profundidades de la Creación, invadiendo nuestro interior con el nuevo soplido Divino, que da vida a nuestra alma, y así celebrar nuestra humanidad. Se nos recuerda evaluar y trabajar en pos de la dignidad, la equidad, la justicia y la empatía con el otro, con nosotros y con la Divinidad. Es por eso que los Iamim Noraim se sostienen en tres pilares claves para ejercitar: la teshuvá (revisión de nuestras acciones), la tefilá (plegaria), y la tzedaká (acción social).

Los invito a que tomen estos ejes y los trabajen evaluando el año que dejamos y proyectando el que comienza.

Entiendo que ese mismo trabajo Amijai lo realiza hace 30 años, y eso se celebra en cada espacio. Tiempos para repensar la tarea construida, sanar errores, y mejorarnos constante y conjuntamente. Nada se da por obvio, siempre hay que volver a “empezar”. Los espacios creados para la espiritualidad y el encuentro con uno mismo y con Dios; los bellos tiempos de estudio y reflexión; y preocupación y ocupación de nuestra tarea colectiva e individual en el mundo.

Este último concepto en la tradición judía es llamado Tikun Olam; reparar, corregir el mundo. Son muchas las veces que lo mencionamos, creo que en demasía, sin tomar dimensión de la responsabilidad y el compromiso que implica.

Quiero compartir con ustedes un versículo que este año causó un impacto mayor en mi vida: “No permanezcas impasible ante la sangre de tu prójimo” (Vaikrá, 19:16). Rashi nos recuerda: “No te quedes mirando la muerte de otro, cuando puedes salvarlo”. Podemos interpretar “muerte”; ¿real y física? ¿Espiritual? ¿De oportunidades? No es una u otra, son todas. Así, somos llamados a no ser indiferentes y ser coherentes entre nuestro decir y hacer; ese es nuestro Tikun Olam.

Amijai genera proyectos, espacios, acciones en donde VOS debes actuar. Comprometerte en no ser indiferente cuando alguien a tu lado te necesita. Puede ser ropa, comida, un abrazo, un trabajo, una oportunidad de crecimiento y aprendizaje, una oportunidad de vida.

El cabalista Isaac Luria (s. XVI) usa la expresión Tikun Olam cuando nos habla de la creación y sus implicaciones: Dios contrajo su Ser Divino para hacer espacio para la creación. La Luz Divina se contuvo en infinidad de vasijas, que con tanta luz que absorbieron estallaron, se hicieron añicos y se dispersaron. Parte de esa luz se apegó a los fragmentos rotos, y somos nosotros, pequeñas chispas de almas luminosas quienes albergamos ese poder de Luz. Eso implica ser capaces de iluminar el camino del otro, ayudarlo a transitarlo, cuando está a oscuras y sentir el poder Divino en nosotros de comprender que esa en nuestra misión.

Dios confía en nosotros para que pongamos en práctica esa Luz. Actuar con jesed, actos de bondad y amorosidad; actuar con din, para ser justos y hacer justicia, sin juzgar… y así lograr que este mundo sea realmente mejor.

La tarea implica un trabajo cotidiano, hacer foco, en lo que se desdibuja con las urgencias diarias de nuestras necesidades; para observar también lo importante de quienes tienen carencias en todos los sentidos.

La tradición te impone estos días una evaluación de tu mirada al otro; no con un fin asistencialista; sino concientizarte que, exactamente lo mismo que esperás y trabajás por vos, en tu balance positivo de salud, trabajo y amor, lo apliques con tu prójimo.

Desde la tarea institucional, acompañar los proyectos y ser parte del entramado de lazos, de brazos, de espacios que generan jesed, es uno de los balances positivos de estos 30 años y de este ciclo que culmina. Siendo la plataforma entusiasta para lo que viene, nos desafiamos a mucho más. Amijai te invita a nutrir nuevos espacios, nuevos proyectos de Tikun Olam, para que todos encontremos nuestro lugar, para reparar esa parte del mundo que a cada uno le toca.

¡Shaná Tová Umetuká!
Rab. Sarina Vitas