Cada año en Introducción al judaísmo y el curso de Bnei Mitzvá para adultos nos encontramos con un viaje de descubrimientos y de conexión. De dejar de ser clases para convertirse en espacios de transformación personal. Un refugio de motivación y comprensión, donde la búsqueda espiritual y el aprendizaje se entrelazan en una danza mágica de historias de almas, unidas por una historia identitaria compartida.
Así, en el tiempo que compartimos, no sólo circula el origen de nuestras raíces, la importancia de los rituales, las festividades, y cantidad de contenidos con sus propias experiencias; sino que vivencias personales se entrelazan en una misma narrativa.
Cada año, cada nuevo integrante llega con su propia búsqueda y sus deseos particulares, y en el camino vamos armando y construyendo una nueva historia juntos y fortaleciendo la de Amijai. El buen humor fluye, las miradas cómplices comparten sabiduría silenciosa, las preguntas despiertan nuevos pensamientos y los comentarios inesperados nos hacen reír; todos estos elementos forjan una sensación profunda de pertenencia a una comunidad vibrante.
En este viaje de aprendizaje, abrazamos la escucha y el entendimiento como compañeras constantes. Descubrimos que detrás de las letras y lecturas de nuestra Torá se esconde el mensaje de los Cielos para todos los tiempos; y nos comprometemos con que nos atraviese y seamos en este tiempo sus protagonistas.
En esta ida y vuelta, vamos encontrando sentido y respuestas. Pero también nos generamos nuevas preguntas. Estudiamos con paciencia y propósito, celebrando los logros propios y ajenos. ¡Creamos nuevos lazos!
Vamos finalizando un año que nos presentó muchos desafíos. Muchos llegamos cansados, temerosos, ansiosos. Pero seguros de que contamos con un espacio de reflexión y de estudio que nos permite ver la vida con una lente diferente cargada de emociones.
Al cruzar el umbral del año 5784, albergamos la esperanza de que podamos cultivar aún más espacios de aprendizaje y de conexión. Deseosos de que nuestras acciones y esfuerzos contribuyan no solo a nuestras vidas individuales, sino también a nuestras familias, al pueblo de Israel y a toda la humanidad.
¡Tizku Le Shanim Rabot!
Que seamos merecedores de muchos años más, llenos de bendiciones y aprendizaje.
Rab Sarina Vitas